Cuando nos sentimos atraídos por alguien, hasta un simple roce puede encender la chispa y hacernos entrar en calor. Esto se debe a que toda la piel puede ser una zona erótica si recibe el contacto de alguien que resulta sexualmente atractivo y deseable.
Pero lo cierto es que ciertas partes de la piel son en particular sensibles al tacto, la presión o vibración y pueden contribuir a la excitación sexual. Estas áreas reciben el nombre de zonas erógenas y su sensibilidad se debe a la rica red de terminaciones nerviosas sensitivas que se encuentran en ellas.
Los preliminares
En una relación sexual que pretende ser plenamente satisfactoria son importantes los preliminares. Por ello es necesario conocer las zonas erógenas de la pareja y saber cómo estimularlas para producir la excitación y el placer.
Cada persona responde de una manera diferente a los estímulos y unas zonas pueden ser más gratificantes que otras.
En el caso de los hombres, como señala Abraham Vatek en su libro Cómo practicar sexo tántrico, la zona erótica por excelencia la constituyen sus órganos genitales.
La zona de placer del hombre
Toda el área genital del varón responde al más leve toque. Dentro de esta, hay muchos puntos específicos para ser explorados. Por ejemplo, la zona justo detrás de la raíz del pene, entre este y el ano, cubriendo la próstata, es excepcionalmente sensible al tacto, tanto en la erección como al alcanzar el orgasmo.
Por otra parte, los testículos son sensibles en extremo. Deben ser manipulados con suavidad, ya que de lo contrario puede resultar doloroso.
Pero sin duda, el pene o lingam (tal cual se lo conoce en el tantra) es la zona erógena más sensible. Allí es se registran las sensaciones más intensas y se concentra el placer.
El cuerpo entero del lingam es muy sensible, pero el extremo del glande es particularmente rico en terminaciones nerviosas, en especial en su corona. Por ello reaccionará con mucha rapidez a la mínima estimulación. También el frenillo es en extremo sensitivo en todos los hombres, al igual que el área detrás de la abertura del pene.
Esta zona te aconsejamos dejarla para último momento debido a la rapidez con que el hombre puede llegar a la excitación. Recomendamos por tanto centrar la atención antes en otras áreas también altamente erógenas como el cuello y las orejas, las tetillas, la palma de las manos y la espalda, que responden muy bien también a los estímulos.
No olvides por supuesto, si tu chico lo permite, el ano y toda la zona que lo rodea. Este es otro de los puntos fundamentales de mayor placer porque está en el llamado punto g.
Si quieres saber más, te invitamos a conocer también las zonas erógenas femeninas.