¿Es posible alcanzar un orgasmo sin eyacular? La respuesta es sí.
La eyaculación, es decir, la emisión del semen, es una función separada del orgasmo. Puede producirse orgasmo sin eyaculación, así como eyaculación sin orgasmo, aunque ambos suelen tener lugar simultáneamente. El orgasmo consiste en el alivio de la tensión sexual, que habitualmente va acompañado de la emisión de semen. Pero también puede producirse lo que se llama “orgasmo seco”, es decir, alivio de la tensión sexual sin la emisión eyaculatoria.
Para el hombre occidental es difícil separar orgasmo de eyaculación porque desde la pubertad ha aprendido a excitarse, estimularse y eyacular, de manera que cuando hace el amor con una mujer se repite ese patrón.
El tantra y el control de la eyaculación
El tantra por el contrario propone tener experiencias orgásmicas sin llegar a eyacular. Cuanto más tiempo dedica el hombre a hacer el amor, más aumenta su energía sexual y más duran los sentimientos de excitación, deseo, hipersensibilidad y placer. Esto es posible mediante un conjunto de técnicas que se centran en evitar la eyaculación precoz y retrasar ese momento eyaculatorio que impediría seguir adelante con la sesión de amor.
Técnicas para controlar la eyaculación
En el texto “Sexo tántrico, el placer del amor lento”, de Mónica Artigas, publicado en Magazine de La Vanguardia, se señala que algunas técnicas son mentales, como por ejemplo el control de la respiración. Ésta se acelera ante la inminencia de un orgasmo. Inhalar y exhalar con calma y profundizar conscientemente este proceso puramente mecánico puede actuar de freno.
También funciona contraer el músculo pubocoxígeo, que es el que cualquier persona puede sentir al intentar parar el fluir de la orina.
Si además, ambos amantes permanecen muy quietos, intentándose unir a través del corazón y los ojos, la energía sexual cambia su rumbo. Esto es lo que realmente importa en el tantra.
Para los iniciados, la meditación o entonar unos sonidos también puede funcionar como freno.
Hay otras técnicas físicas que ayudan a tener este control. Tirar suavemente del escroto hacia abajo y mantenerlo así de diez a treinta segundos es una fórmula, que además puede hacer la mujer, para hacer una pausa. Presionar el perineo, llamado también punto sagrado, a unos siete centímetros de la base del pene, o el frenillo prepucial son también otras de las técnicas utilizadas.
Ventajas del control eyaculatorio
Con el tiempo, los practicantes de tantra aseguran que pueden prolongar el placer y sentir más orgasmos en un encuentro sexual. El truco está en aprender a conocer tu cuerpo, saber detectar cuándo se está llegando al punto del no retorno y poder detenerse y continuar.
Las técnicas del tantra enseñan a canalizar esa energía vital que se suele desperdicia en cada eyaculación para que por el contrario puedas renovarla y con ello sentirte más activo. Está en ti redireccionar esa energía sexual y sacarle provecho.