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Respiración retardante

Dominio de los métodos de «CONTACTO SIN FUGA»

Al igual que todos los demás regímenes taoístas para la salud, el control de la eyaculación exige la coordinación de los Tres Tesoros -esencia (cuerpo), energía (aliento) y espíritu (mente)- en un esfuerzo común hacia un objetivo único.

«El espíritu dirige la energía, la ener­gía controla la esencia», declara el Clásico del Emperador Amarillo. Esto quiere decir que el adepto debe utilizar su mente para controlar el aliento, el aliento para controlar la sangre y la sangre para controlar el semen, porque «cuando la sangre se detiene, el semen se detiene».

La eyaculación va siempre precedida por una rápida aceleración del pulso, aquí  la importancia de mantener la regu­laridad del ritmo cardíaco durante el acto sexual.

Puesto que la respiración controla el pulso, el primer y más impor­tante ejercicio para lograr el control de la eyaculación es la respira­ción abdominal rítmica y profunda, realizada de la misma manera que en los ejercicios respiratorios.

Durante el coito no es necesario aplicar los cerrojos abdominal y de cuello con cada respiración, pero sí conviene aplicar con frecuencia el cerrojo anal. Cada una de las aplicacio­nes del cerrojo anal sirve para evitar el derrame de semen. En el ins­tante en que se deja de prestar atención a la respiración, el corazón se acelerará de inmediato y se estará cada vez más al borde de la emisión.

Naturalmente, hace falta una larga práctica de años, incluso­ para llegar a obtener un completo control voluntario sobre el cuerpo, la respiración y la mente en pleno acto sexual.

Entretanto, se pueden utili­zar algunos trucos que los adeptos de la antigüedad se ingeniaron para ayudar a sus compañeros taoístas a recobrar el control de su semen en el momento en que se nota que está a punto de derramarse durante el coito.

Los más importantes de estos métodos se basan en la retención del aliento y el «bloqueo» de toda la región sacra mediante fuertes contracciones del diafragma urogenital. El médico taoísta Li Tung-hsuan comenta dichos métodos en su obra El misterioso señor de la caverna:

“Cuando el hombre nota que está al borde de la eyaculación, debe siempre contenerse, al menos hasta que la mujer haya llegado al orgasmo. Para ello, debe retirar el Tallo de jade hacia el exterior y hacerlo juguetear entre las Cuerdas de Laúd [el frenillo del clíto­ris] y los Brotes de Trigo [los labios menores]… Debe cerrar los ojos, concentrar la mente, apretar la lengua sobre el paladar, ar­quear la espalda y estirar el cuello. Debe abrir cuanto pueda las ventanas de la nariz, cerrar la boca e inspirar muy profundamente. Si lo hace a tiempo, no eyaculará. En su lugar, el semen retornará y ascenderá naturalmente por sí mismo. De esta forma, el hombre puede regular por completo sus eyaculaciones”.

En la sección titulada «Vida sexual sana» de su obra Recetas precio­sas, Sun Ssu-mo nos propone algunos perfeccionamientos de estos métodos. Así, sugiere abrir mucho los ojos y hacer rechinar los dien­tes, porque se trata de dos métodos taoístas bien experimentados para atraer la energía vital hacia la cabeza y alejarla de los órganos sexua­les, sobre todo cuando se combinan con la respiración profunda.

Otras técnicas para cotrolar la eyaculación

Ade­más de contraer el esfínter anal, también se sugiere el método de presionar un punto vital denominado «Confluencia del Yin» y situado entre el ano y el escroto; la presión en dicho punto tiende a suprimir la eya­culación.

Wu Hsien, el adepto de la época Han, consideraba que el más efi­caz de todos los métodos para controlar la eyaculación era el de «ce­rrar la puerta»: «Si contraes la parte inferior de tus intestinos para bloquear la circulación de la energía por esta región, el semen dejará por sí mismo de moverse».

La contracción a que hace referencia comienza con el mismo cerrojo anal básico que se utiliza en los ejercicios respiratorios, pero extendiéndolo por toda la longitud del perineo hasta abarcar el tracto urogenital completo.

Este método literalmente «bloquea» el paso del semen hacia el exterior. Sin em­bargo, en tanto no se domina perfectamente, puede sustituirse por la presión digital en la «Confluencia del Yin».

Tal como explica el Clásico de la Inmortalidad, «usando los dedos índice y medio de la mano iz­quierda, aprieta sobre el punto situado entre el ano y el escroto. Si esto se hace con la suficiente presión y al mismo tiempo que se rechi­nan los dientes y se respira de forma lenta y profunda, el semen no se perderá».

 

 

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